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García, el político del poder

Publicado: 2009-06-03

El poder de Haya residía en que hizo de la adhesión a la causa aprista un ejemplo de consecuencia y honradez. El poder de Haya tuvo mucho que ver con la idea de hacer de la política un apostolado, pedagogía y renunciamiento.

En cambio, muerto Haya, cuando García fue designado como secretario de organización del APRA en 1979, ya tenía claro qué diferente iba ser su camino hacia el poder. Comenzó, por eso, invitando a Agustín Mantilla como su secretario personal y hombre de absoluta confianza. Apoyó la candidatura de Villanueva en su disputa con Townsend, sabiendo que no iba a ganar y pensando ganar él las elecciones del 85. Sin mayores fondos para la campaña, se rumoreó que consiguió la ayuda económica de Carlos Lamberg, preso después por narcotráfico.

Ya en el poder, se creyó en el camino de ser reconocido un líder tercermundista con la propuesta de no pagar la deuda externa, llevando al país a un total aislamiento internacional y al crecimiento de la pobreza. A la par, hizo la patería con “los doce apóstoles” para después –ante el desborde inflacionario- responsabilizarlos del fracaso económico e intentar acuchillarlos por la espalda con la propuesta de “estatización de la banca”. Las coimas obtenidas de la venta de los mirages,  los dólares Muc, el tren eléctrico, etc, utilizada para diversos fines y aceitadas, lo convencieron que “salvo el poder todo es ilusión”.

Para las elecciones del 2006, con la experiencia, mañosería e impunidad ganadas, puso de vicepresidente a Giampietri, asegurándose al sector más duro de las FFAA. Convenció a la embajada que era el único capaz de parar a Ollanta y ponerle coto “al avance chavista” en la región, y así logró que se legalizara el fraude cometido contra Lourdes. Después, favoreció la escisión del PPC con Antero como “caballo de Troya”, al rompimiento de Unidad Nacional con los besos en la mano a Cipriani, adulando a Rey y concediendo una embajada a Barba. Pero le falló su compromiso de desaparecer al nacionalismo a pesar de lo hecho por Carlos Torres,  Espinoza, Gutiérrez, etc.

Auspició la conformación de una Comisión Política del APRA, en que salvo Mulder y Cabanillas, los negociados en San Martín, los pagados favores de las azucareras, la suite de Canaán, los terrenos subvaluados en balnearios pitucos, etc, parecen comprometer a los demás miembros. Y eso lo sabe García.

En fin, ahora se entenderá por qué siempre se llevó tan bien con Genaro Delgado Parker.


Escrito por

Carlos Tapia

Soy de profesion ingeniero agrónomo. He sido diputado por Lima por la IU de 1985 a 1990. Soy investigador de CEPRODEP. También he sido periodista y miembro de la Comisión de la Verdad y ahora soy vocero de la Comisión Pplítica del Partido Nacionalista. Es


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CRUCE DE PALABRAS por Carlos Tapia

En el centro de la tormenta y contra la autoridad